Escribe comiendo pizza
en una computadora manchada de grasa
el nedflics ilumina el silencio de sus veinticinco
mientras se rasca el ombligo y las bolas
enfundado en su barba de poeta
se para frente al espejo forrado de estampitas
y ensaya sus poemas no/anarquistas escritos a máquina
sus poemas anti/hiperrealistas que huelen a cigarro y condones
se desliza entre la ropa sucia haciéndole gestos al espejo
grita sosteniendo el poema y lo mancha de saliva peperonizada
y sus dientes alambrados se reflejan
en los bordes del espejo
cuando le canta a las tetas de su novia
a su pelo fosforescente
y a las perforaciones de su cuerpo
cuando le canta al ruido dios de sus días
cuando le canta al coche a su corazón metálico y su piel de dupon
cuando le canta a sus gatos y a la cerveza de lata
al feisbuc espíritu de su generación
cuando le canta a la noche y a su calor artificial y a su sonrisa áurea
esa noche inacabable con alcohol en las venas
animal monocular serpiente aceitosa
entra a la iglesia más cercana
[cada vez que entra le salen espinillas en el culo]
se limpia la cara con agua de Jamaica
y un amigo le propone hacer un performance
sobre una virgen de ojos verdes que baila reggaetón
mientras él recita sus versos
más sucios que unos labios después del sexo oral
yo me considero un artista
en cuerpo y alma
se repite religiosamente
mientras se masturba
pensando en una instalación de oroxco
[esa catedral amorfa de un reino extraño]
su concepto me desgarra el alma
con sus confusos dientes de oro
todos los días se desviste
entre las lagañas de un sol asimétrico
mientras la brisa cotidiana despeina las aves
que van cagando la memoria de los transeúntes
danza entre la multitud
y su mente se dispara lejos del bullicio
y del olor a humanidad achicharrada
su poesía no juzga a las mentes trasnochadas
que escuchan a elvira sastre en audio/libro/performance
su poesía no es inclusiva ni vegetariana
no la pinta de escupitajos hembristas
para tener sexo dos por uno y la portada de una revista
sobre brujas reprimidas
no la pinta de gritos callejeros aparentando ser de exilio
no la pinta de maromas posmodernas
o de lengüetazos a los pies
de los dioses del verbo mexicano
escribe con la lengua empellejada
sus coetáneos le miran a los ojos
y le predican sus apostolados
de mártires de la palabra
y de nuevos mesías de la sintaxis española
él los mira con tedio y vergüenza
y se cree el anticristo
con sus versos adolescentes
su boca es denuncia
porque siempre está inconforme
por cómo se ve frente al espejo
una barba maltrecha
y un rayón encima de la boca
los ojos acartonados
y un par de murciélagos durmiendo
sobre sus mejillas agrietadas
yo soy un poeta único y diferente
que se burla de las mañas
de la gente de banqueta
yo soy el poeta
que nadie pide
pero que esta nación merece
Fotografía de Yael Martínez.
adolescencia, nación, escritura, ironía, mártir
